domingo, 25 de noviembre de 2018

Espacio Infantil

ALTERACIONES EN LA ESCRITURA

La escritura se desarrolla cuando el infante es capaz de poder leer y, como mínimo, comprender lo que lee.

Pero, además, la escritura es la unión de lenguaje y de praxis. De modo que, solamente puede realizarse cuando existe un grado de maduración y de organización motriz. Esto sucede por cuanto la escritura requiere de una pericia o fina coordinación de los movimientos espaciales.

Por otro lado, la escritura es la representación simbólica y su comprensión sólo es posible cuando el significado de esta se ha asumido mediante el aprendizaje.

La copia es el primer paso que se le da al infante para que vaya familiarizándose con las palabras y retenga la grafonomía de las mismas, y así vaya adquiriendo el aprendizaje de la escritura.

Ningún niño es capaz de poder escribir un dictado si antes no ha interiorizado las palabras que escucha y, como mínimo, su posible significado.

Una redacción sólo será posible ejecutarla cuando el infante haya asumido el significado expreso de cada una de las palabras que va escribiendo. Es decir, no es posible plasmar en el papel las ideas que una persona tenga si desconoce las palabras adecuadas para plasmarlas sobre el papel.

En numerosas ocasiones la escritura del infante se ve aquejada por distintos déficits, ya sean de tipo motriz o por otros motivos, sean de orden neurológico, psicológico o de otras etiologías.

En estos casos podemos hablar de alteraciones gráficas, disgráficas o disléxicas.

Las alteraciones gráficas pueden ser debidas a múltiples factores de orden afectivo-emocional.

Las disgrafías acontecen cuando la escritura es defectuosa y sin que ningún déficit, neurológico, psicológico o intelectual lo justifique.

Las dislexias ocurren por múltiples factores, aunque, básica-mente, esta inscrita en una insuficiencia de comprensión lectora, pero también por déficits audiovisuales, así como, otras causas que no vamos a detallar aquí.

Los zurdos, en un principio no deberían de tener alteraciones de la escritura por el mero hecho de serlo, no obstante, plantean problemas afines a su zurdería, desde el punto de vista de la escritura, ya que dependerá en gran medida de las dificultades de orden motriz o dificultades en su esquema corporal espacial. De ahí que muchos de los zurdos efectúen su escritura en espejo.

No obstante, muchos infantes diestros también escriben en espejo, debido a problemas de organización espacial.

En los niños “normales” es fácil la reconducción para que escriban correctamente y en los zurdos, a no ser que estén implicados otro tipo de problemas también, siempre que tengamos presente cuál es el problema que subyace en su zurdería.

Ante un infante zurdo que comete errores escriturales, tendremos que averiguar hasta que punto es zurdo. Puede que sea zurdo, pero también inhábil del lado dominante, lo cual requerirá la ayuda necesaria para poder escribir con la mano izquierda. Cuando la tendencia dominante no está suficientemente establecida, la decisión dependerá del grado de integración de la mano que ha escogido, ya sea para dibujar o escribir.

Por último, llamamos la atención sobre los conflictos afectivos que ocasionan las presiones o reprimendas, ya sea de maestros o progenitores, para que el niño escriba correctamente o lo haga con la mano derecha (aunque, bien es verdad que esta actitud ya no suele estar implicada de un modo general).            

Para finalizar, citaremos una serie de grupos específicos que fueron formados por el equipo de J. de Ajuriaguerra y M. Auzias, cuyas características especiales no pudieron ser catalogados como “disgráficos”, pero que debido a su mala escritura quedaron referidas en su libro “La escritura del niño,”, vol I

-Los niños rígidos. –Los impulsivos. –Los débiles. –Los torpes. –Los lentos y precisos.
              
F. Xavier Serracant
Revista Trazos 42

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